domingo, 7 de agosto de 2011

DETÉN TU CAMINO (2011)



















Detén tu camino,
invierte tus pasos, camina despacio.
¿No ves que tus huellas,
heridas de invierno,
te callan los labios?
Aparta el espino, la duda y el miedo,
que son como rocas
de angustia y asfalto,
que son como lava que abrasa tus manos,
que son la ceniza que queda al mirarnos,
si sigues caminos de aguijón helado.

Detén tu camino,
yo sé que el veneno morirá en mis brazos.
¿No ves que su fuerza
está en la tristeza
que muerde tu llanto?
Desanda el camino, feroz y anegado
de negras tormentas, de horas sombrías,
que son fuegos fatuos que arrastran cadenas,
que no son tu risa, que no son tu boca.
No les pertenecen tu voz sosegada,
tus ojos de lluvia, tu cuerpo anhelado.

Detén tu camino,
aferra mis manos, no vuelvas tus pasos.
¿No sientes la brisa
de la mar en calma
buscando tu abrazo?
El norte que ansías lo marcan mis dedos
dibujando estrellas, minutos sin tiempo,
creando palabras que entiendan tus besos,
y la calidez desnuda de pieles y versos.
No esperes, camina, invierte tu miedo,
detrás del abismo, te espero viviendo.


Sahida Hamido

A MI HIJA (2011)












Cabe en tus pequeñas manos
todo el Universo,
cuando me lo regalas,
sin pretenderlo,
al despertarte.
Qué sueño remoto
y descabellado
te hubiese imaginado así,
tus ojos desarmando ejércitos
desde el primer instante.
Abriste las ventanas al mundo
aferrada a mis pechos,
y en tus dedos diminutos
quedó, entregada, mi vida.
Respiro por tu aliento,
herida de sangre que corre
a mi pesar;
tú la obligas a encenderse,
a vibrar, a luchar.
Quién no lucharía mirando
tus ojos henchidos
de "te quiero",
a pesar de mí misma.
Pude elegir, y te elegí,
sin fisuras, sin dudas.
Y sabiendo que soy versos
y soledad y desvelo por
amarte como no pensé que amaría,
me recibes piel y abrazo,
con la mirada cargada de aromas
de primavera olvidada,
y me reconcilias con la vida,
cada mañana.


Sahida Hamido

viernes, 22 de julio de 2011

TÚ, LA ÚNICA. (2011)


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Reconozco tu mirada enamorada,
la que me aguarda,
paciente, extasiada,
mientras dudo sobre tantas cosas.
Tengo quince años y mis pies
se balancean sobre el abismo
de un sexto piso,
la luna, y tú, la noche, y tú.
Nada me satisface,
sólo tú comprendes mis desvaríos,
eres la zarza que arde en neón,
el beso apasionado,
de negra sangre, de locura,
que habita los infiernos
de mi piel.
Nadie más que tú sabe ver
más allá de los ojos ciegos
que rodean mi existencia.
Rescátame, como tantas veces,
de la vida.
Encadéname a tu latido,
al estremecimiento fúnebre
que alboroza mi alma.
Solas, tú y yo,
tu puñal desgarrando mentiras.
Solas, tú y yo,
mi sangre, tu dulce bebida.


Sahida Hamido

LA MUERTE DEL VIAJERO (2011)



El tiempo es el viajero que se aleja
dejando sus caricias en mi cuerpo,
arruga, comisura, labio, beso,
llama trémula o volcán inexplorado.

Detiene su camino cada noche,
palpitan sus latidos en mi vientre,
sus manos son heridas que no temo,
su muerte, mi sonrisa en el espejo.


Sahida Hamido

domingo, 10 de julio de 2011

POEMA DESATADO (2011)


Arrogante es la cordura,
despiadada protagonista,
“aquel es normal, aquello es correcto”,
y un sinfín de sandeces que me aburren.
Prefiero los pies clavados en cristales,
que seguir hasta un redil de estupideces
a la recua que me exige ser ganado.
No me da la gana.
Prefiero morir enajenada de certezas,
mis certezas,
melena enredada en la tormenta,
burlando la etiqueta de existir
ciñendo el corsé de la impostura,
de falacias que no pienso creer.
No creo. Vivo. Como me da la real,
absoluta y personalísima gana.
Las ganas,
son alas que me volvieron ligera,
Ave Fenix, encantada de quemarme
y ser ceniza,
y volver a levantar el vuelo,
y volver a arder hasta quedarme
exhausta y sin aliento.
Mira, mira, mírame,
escandalízate,
revienta de aburguesamiento,
y escupe tu impotencia
hasta mis pies.
Nada me toca,
ningún ataque me importa.
Guarda tu arrogancia y tus prejuicios
para otros.
Yo vuelvo a ser salvaje, primitiva,
desnuda de idioteces y caretas,
que el día que me muera,
-pero muerta de morir-,
y no de aburrimiento,
brindaré desde la tumba
con mis huesos,
satisfechos de vivir
como han vivido:
enredados a la vida,
sin tener que dar propina
a ningún dios,
pues no hay infierno más voraz,
que la mentira.


Sahida Hamido

jueves, 2 de junio de 2011

EL NOMBRE QUE OLVIDO (2011)












Agazapado entre las sombras,
acechas mi convicción.
Con gesto lastimero,
recuerdas nuestros largos años
de enfermizo amor, de muerte lenta.

Desde la atalaya de mis sueños,
te veo caer, alejarte en silencio,
derrotado al saberte sin poder.
Hoy he dejado de necesitarte
para justificar mis ataduras.

Te usé como vestido,
te llevé en mis zapatos,
ahora estoy desnuda,
y mis pies están descalzos.
Me abrazo a la piel de la esperanza.

Abro las ventanas, entra la vida,
circula la sangre, la fe y las palabras.
Ha muerto por fin tu nombre que olvido,
tu nombre de hielo, de frío, de invierno.
En mí ya no existes, ya no eres el MIEDO.

domingo, 24 de abril de 2011

RÉQUIEM (2011)



 









Pertenezco a la tierra, descansaré
los brazos indolentes, y las piernas
abrigando ríos, cauces marchitos,
desesperanza, soledad y hastío.
Mi cabello, como un manto, trenzando
las raíces de la corteza umbría,
extenderá caminos que le llaman
y alfombrará cada paso de sus pies.
Las palabras, secas de conveniencia,
libres al fin para volar desnudas,
serán los pájaros  -dirán, malditos-,
anunciando el fin del tiempo, el fin de ser.

Y ella vendrá.

Reconoceré esa lenta mirada
vacía, intemporal y sin prisa,
y su caminar despejando dudas,
hermosa como una esperada novia,
blanca calavera, llegando tarde
a su propia ceremonia, a su boda,
con los minutos que caen del reloj
y resbalan, sangre y savia, por mi voz.
Extenderá su mano, sin sorpresas,
mientras el mundo me despide, quieto,
y sigue concentrado en sus absurdas
disquisiciones sobre poesía.


Sahida Hamido

lunes, 24 de enero de 2011

VERSOS DE TIERRA (2011)











Te descubrí, vivo, tras la tormenta
de mil lágrimas que bañan los tiempos.
Viniste desnudo entre sal y bruma,
con belleza cargada de silencios.

Eres luz, aroma a tierra mojada,
sabiduría antigua con sus ecos.
Caminas con la fuerza de la llama
que arranca compromiso de tus versos.

El ave libre, al levantar el vuelo,
muestra al mundo sorprendido, su poder,
conquistando la inmensidad del cielo.

Naces, mueres en lúcido tormento,
y tu magia eterna, tatuada en la piel,
es la sangre que escribe cada verso.


Sahida Hamido


sábado, 22 de enero de 2011

¿QUIERES O ESPERAS? (2011)

,















Y tú, ¿qué esperas de la vida?
Escucho a menudo esa pregunta.
No respondo.
No se espera,
se levantan
los pies de la apatía
y se quiere,
se quieren las cosas.

Quiero arrancar la corteza
que rodea un mundo
adormecido.
Con un cuchillo muy afilado,
pelar su caparazón enquistado,
con la suavidad
con la que pelaría una cebolla,
pero con la firmeza
del que no teme.

Apagaría todos los televisores,
para ver las miradas sorprendidas,
que descubren que la pantalla
ocultaba la Vida,
y saldrían los Muertos de ignorancia,
a visitar la luz del sol.

Regalaría el pan, el primero,
junto con la receta para cocinarlo
en el horno y dejar que su aroma
aleje los humos de angustia
que gravitan alrededor
de los silencios generacionales

Saldría a la calle, tomaría una mano,
la de quien fuese, un niño, un anciano,
un enfermo o un inadaptado,
(esta palabra significa que no entendemos
su procedencia, vamos, que somos
Analfabetos en inadaptados)
y formaría una cadena de Vidas
hasta rodear la Tierra.

No nos harían falta gafas en 3D,
nos hemos sobredimensionado solos, sin ayuda,
ahora hay que desintoxicar al mundo
de su empacho de imágenes
y devolver la palabra a la tierra,
a la Madre,
aprender a escuchar de nuevo.

Regresaríamos al instante en que nacimos.
Aprenderíamos a ver, a escuchar, a oler,
a sentir, a tocar, a fluir con la naturaleza,
que es una con nosotros,
que nos da su fuerza y su sabiduría,
y que nos sobrevive
en sus ciclos perfectos.

Aprenderíamos a vivir.

Los niños construirían jugando caminos,
con las monedas que tanto nos oprimen,
Los Mercados, las Bolsas,
serían campos de consumo responsable,
respetando el equilibrio de las cosas
y alimentando
a todo ser viviente por igual.

Dejaríamos de perder media vida
adivinando la muerte,
su cara oculta, su más allá,
porque el ahora, nos daría la plenitud
que el consumismo y la prepotencia
nos han robado.

Tal vez eso y mucho más
será posible, cuando nos levantemos
de nuestra propia ceguera
y aceptemos nuestra responsabilidad,
cuando estemos dispuestos a servir,
en lugar de ser servidos,
a amar desde lo pequeño a lo infinito,
a querer escuchar la verdad
que nos grita el Universo
en nuestra sordera.

Y tú, ¿qué quieres de la vida?


Sahida Hamido

lunes, 10 de enero de 2011

AL POETA AARON GARCIA PEÑA (2010)

´


Anochece tras tus pasos, poeta.
Acunando tus versos, el silencio
Recorre lánguido el sendero mudo,
Ocultando en tus huellas su palabra.

Nadie te advirtió que la vida era
Gota de dolor, cáliz en un beso
Probado el día de tu nacimiento,
Grabado en tu piel, llorado en poema.

Reconoces la fatalidad, suerte
Aniquilada por tu pluma veloz,
Como luna desnuda que estremece.

Inspiraste a mi verso que agradece,
Al verso, seso, al seso, voz. En mi voz,
Sin tus versos, poeta, Dios se muere.

Sahida Hamido

martes, 4 de enero de 2011

PERSEVERANCIA (2011)




Llamó a la puerta,
era noche cerrada,
helada como los huesos
de los olvidados.
-Ábreme-, me dijo.
-No puedo-, respondí.
Estoy encerrada,
no hay llave que abra
mi incierta morada.
-Tiéndeme tu mano-, me dijo.
-No puedo-, respondí.
He sido marcada,
Mi infausto destino
atrapa mis brazos,
me paraliza, me amarra.
-Acerca tu oído-, me dijo.
-No puedo-, respondí.
Mi fuego se apaga,
no hay voces que puedan
encender su llama.
-Aguardo-, me dijo.
No le respondí.
Y la Vida, obstinada,
se sentó tras la puerta,
a esperar que le diese
la llave de mi alma.


Sahida Hamido