Reconozco tu mirada enamorada,
la que me aguarda,
paciente, extasiada,mientras dudo sobre tantas cosas.
Tengo quince años y mis pies
se balancean sobre el abismo
de un sexto piso,
la luna, y tú, la noche, y tú.
Nada me satisface,
sólo tú comprendes mis desvaríos,
eres la zarza que arde en neón,
el beso apasionado,
de negra sangre, de locura,
que habita los infiernos
de mi piel.
Nadie más que tú sabe ver
más allá de los ojos ciegos
que rodean mi existencia.
Rescátame, como tantas veces,
de la vida.
Encadéname a tu latido,
al estremecimiento fúnebre
que alboroza mi alma.
Solas, tú y yo,
tu puñal desgarrando mentiras.
Solas, tú y yo,
mi sangre, tu dulce bebida.
Sahida Hamido
¿QUIÉN ES ESA MIRADA ENAMORADA?..
ResponderEliminarDiego...lee y usa tu intuición (No, Dios no es). Una vez escrito, el poema ya no es mío. La interpretación depende de quién lo lee, aunque en este caso, es bastante evidente... Besos
ResponderEliminarPerdona guapa, ¿Por qué crees que tendría que pensar en Dios?, jaja, ya se que es mi mundo pero de ahí a que mi querida amiga Sahida me vea así...
ResponderEliminarExisten muchas interpretaciones, yo no estoy lejos de la tuya, pero me gusta que la poesía, el lenguaje del alma y del amor, sea expresado con libertad, tal y como lo has plasmado, Un besote...
Me quedo con este final aunque, si me lo permites, cambio el género y me lo adjudico. ¿Oquei?:
ResponderEliminar"Solos, tú y yo,
tu puñal desgarrando mentiras.
Solos, tú y yo,
mi sangre, tu dulce bebida".
Y al final... sólos tú y yo entrelazando poemas.
Gracias por alimentar mi alma con estos sentimientos tan bien expresados.
Pedro, es un placer tenerte aqui, leer tu comentario. Gracias a ti por enriquecer con tus palabras este espacio.
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