Detén tu camino,
invierte tus pasos, camina despacio.
¿No ves que tus huellas,
heridas de invierno,
te callan los labios?
Aparta el espino, la duda y el miedo,
que son como rocas
de angustia y asfalto,
que son como lava que abrasa tus manos,
que son la ceniza que queda al mirarnos,
si sigues caminos de aguijón helado.
Detén tu camino,
yo sé que el veneno morirá en mis brazos.
¿No ves que su fuerza
está en la tristeza
que muerde tu llanto?
Desanda el camino, feroz y anegado
de negras tormentas, de horas sombrías,
que son fuegos fatuos que arrastran cadenas,
que no son tu risa, que no son tu boca.
No les pertenecen tu voz sosegada,
tus ojos de lluvia, tu cuerpo anhelado.
Detén tu camino,
aferra mis manos, no vuelvas tus pasos.
¿No sientes la brisa
de la mar en calma
buscando tu abrazo?
El norte que ansías lo marcan mis dedos
dibujando estrellas, minutos sin tiempo,
creando palabras que entiendan tus besos,
y la calidez desnuda de pieles y versos.
No esperes, camina, invierte tu miedo,
detrás del abismo, te espero viviendo.
Sahida Hamido
Me gusta y me estremece. Cuántas sensaciones parecidas, Sahida..
ResponderEliminarGracias¡¡
Preciosos versos llenos de lirismo y armonía, con mucho significado y el corazón puesto en cada palabra. ¡Enhorabuena! :)
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras :) sigue tú también adelante, porque tienes talento. Un besito
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