El tiempo es el viajero que se aleja
dejando sus caricias en mi cuerpo,
arruga, comisura, labio, beso,
llama trémula o volcán inexplorado.
Detiene su camino cada noche,
palpitan sus latidos en mi vientre,
sus manos son heridas que no temo,
su muerte, mi sonrisa en el espejo.
Sahida Hamido
De nuevo me quedo con el final del poema. ¿Por qué un buen final siempre engrandece un poema? Suele suceder con el cine que, una película inmensamente hermosa, si tiene un mal final, como que no te llena tanto.
ResponderEliminarGracias de nuevo por tus palabras, hermosísimas.
Me das envidia Sahida.Envidia sana, claro.
Cuando leo un poema, necesito que me atrape desde el principio, que me lleve en una caída vertiginosa y que al leer el final, tenga que recuperar el aire porque me falte el aliento. Transmitir, para eso escribo, para eso trabajo los poemas con todo mi esfuerzo. Obviamente, no siempre se consigue. Eres muy amable conmigo, Pedro, compartir palabras es un placer.
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