domingo, 24 de abril de 2011

RÉQUIEM (2011)



 









Pertenezco a la tierra, descansaré
los brazos indolentes, y las piernas
abrigando ríos, cauces marchitos,
desesperanza, soledad y hastío.
Mi cabello, como un manto, trenzando
las raíces de la corteza umbría,
extenderá caminos que le llaman
y alfombrará cada paso de sus pies.
Las palabras, secas de conveniencia,
libres al fin para volar desnudas,
serán los pájaros  -dirán, malditos-,
anunciando el fin del tiempo, el fin de ser.

Y ella vendrá.

Reconoceré esa lenta mirada
vacía, intemporal y sin prisa,
y su caminar despejando dudas,
hermosa como una esperada novia,
blanca calavera, llegando tarde
a su propia ceremonia, a su boda,
con los minutos que caen del reloj
y resbalan, sangre y savia, por mi voz.
Extenderá su mano, sin sorpresas,
mientras el mundo me despide, quieto,
y sigue concentrado en sus absurdas
disquisiciones sobre poesía.


Sahida Hamido

3 comentarios:

  1. El mundo interior con su profunda vida al margen de lo consabido. Magnífico poema, espléndido mundo interior.
    Gracias, poeta.

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  2. Gracias a ti, Manoly, por tus palabras, por leerme y acompañarme. Un abrazo

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  3. Querida Sahida, la muerte nos marcó las pautas de nuestros versos, presos estos de sus desnudos brazos de hueso.
    Me he emocionado con tu poesía, contigo.
    Besos enormes amiga.

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